29.8.06

Mimos


Hace un mes, estando en Inglaterra escribí esta parrafada:
De un tiempo a esta parte me enfadaba mucho con un amigo que me decía que tenia mucha falta de cariño, me hacia sentir muy mal, la verdad, como si mi familia, mi novio, mis amigos, la gente que me rodea no lo estuviese haciendo bien, como si no tuviera a nadie, sin embargo estando aquí, en “experimentación”, metida en un frasco pero con posibilidades de comunicación con el exterior, me he dado cuenta de que mi amigo tenia razón, tengo unas necesidades de mimos desmesuradas, y es mas, incluso me cabreo con aquellos de las que los espero y considero que no son suficientes. Luego hay otras personas que se empeñan en mimarme y a mi no me apetece ni verles, ni a mil kilometros. ¿Qué coño me pasa?



El otro día estuve en casa de un amigo. Sus padres se habían ido a pasar unos días en la playa y se había quedado como rey del castillo. Cuando llegue estaba acompañado por uno de sus mejores amigos, del que me había hablado infinidad de veces, pero al que nunca había conocido. En el microondas, pegada con fixo, una nota:
Germán, riega las plantas, da de comer a los animales, cierra bien las puertas.
Leyéndola pensé, sus padres son iguales que los míos, es lo mismo que me hubieran dicho a mi, además, las letras retorcidas y temblorosas de personas que, al igual que mis padres, nunca tuvieron la oportunidad de cursar estudios de forma continuada y solo aprendieron lo básico para subsistir. Continué leyendo….
Te quieren,
y debajo firmado por cada uno de ellos:
papi mami
Me quede helada, pero no dije nada. Eso nunca lo escribirían mis padres.
No solo no me dirán nunca que me quieren, tal vez yo tampoco pueda decírselo a ellos, sino además, ese Papi y ese Mami, mis padres, todo lo más, son Papa y Mama, pero nunca serán papi y mami.
Este simple detalle que duró segundos me ha hecho reflexionar sobre muchas cosas, me ha hecho darme cuenta de donde empiezan las diferencias que nos separan a mí y a otras personas, y donde empiezan los lugares comunes con otras.
Germán es una persona extremadamente cariñosa, uno de los puntos de apoyo que me permiten mover mi mundo saturándome con sobredosis de mimos. Así que ahora entiendo mejor porque es capaz de resurgir de las cenizas a pesar de que el destino se empeña en pisotearlo demasiadas veces seguidas.
Y mientras yo sigo calentandome la cabeza por cosas que ya nunca volverán, un millón de personas sobrevive con menos de un dolar diario...
¡Nenica! ¡Ponte a trabajar! ¡Eres una suertuda!

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