23.9.07




Revoloteando te acercas, captas mi atención y cuando me decido a mirarte huyes. Te alejas, pero no demasiado, solo lo suficiente para que te eche un poquito de menos, y cuando consigo volver a concentrarme, vuelves, merodeas un ratito a mi alrededor, juegas, te posas en los pétalos de las flores y cuando me acerco vuelves a levantar el vuelo.
Y dejas esa estela en el aire, esa sensación impalpable de que no puedo ser tan libre ni tan feliz como para alzar el vuelo, que no tengo las energías para perseguirte, y que yo no soy una mariposa y nunca lo seré, que nunca renunciarás a volar para recostarte en mi regazo, y es que resulta que a las mariposas no se les puede tocar, porque si las tocas pierden ese polvillo de las alas y ya nunca podrán volver a volar y a ser libres jamás.
Y alzas el vuelo de nuevo, te alejas, y yo me quedo aquí, sin saber a donde vas, ni cuando vas a volver, sin la esperanza de esperarte, porque sé que en el fondo no quieres que vuele contigo….


Que duro es ser flor algunas veces...



Mi corazón tiende sus velas a vientos ociosos, proa a la isla de NuncaJamás (R.Tagore)

2 comentarios:

pez de ciudad dijo...

Entonces... ¿todas las que acaban revoloteando en los estómagos de las gentes, es porque se quedaron sin polvillo en las alas y no pueden volar más lejos...?

Qué duro es ser mariposa algunas veces... o bueno... quizá no... :)

Bss

pez de ciudad dijo...

Me mareo un poco con eso de contestarte en tu blog o en el mío jajaj, sorry, te contesté allí, gracias por tus comentarios.

Bss