22.2.07



Me encantan esas gotas que se deslizan suavemente a través del cristal entre sus paralizadas hermanas.
Lo que más me gusta, no es solo que hayan encontrado razones “de peso” para dejarse llevar y desmarcarse, sino que a su paso van cogiendo un poquito de las gotas que se cruzan por el camino, y ese es el combustible del que se nutren para avanzar; y además no olvidan dejar un poquito de si mismas en su recorrido y trazar una fina estela que abra camino a quien desee seguir su ejemplo.
Hay mucho que aprender de los diminutos detalles de la vida, verdad?

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