16.10.06

Tejiendo sueños


Por los pies puedes reír a carcajadas un buen rato, y si sabes donde tocar puedes incluso curar enfermedades, esconden miles de terminaciones nerviosas que te harán estallar de placer si alguien se atreve a saborearlos y sobre todo, son capaces de llevarte a donde quieras llegar. Mis pies se han hundido en las arenas del desierto, se han mojado en las aguas de varios mares y océanos, han caminado entre la tierra húmeda de la huerta recién labrada, me han elevado a altas cumbres y me han ayudado a descender a grandes profundidades. A pesar de todo, tengo unos pies más bien pachuchicos, planos, nada cuidados, y llenos de peculiares lunares que se empeñan en formar figuras inimaginables. Una vez de chica me libraron de una posible violación, un golpe certero con botas ortopédicas que no voy a poder olvidar en mi vida. Los pies son los grandes olvidados de nuestro cuerpo, así que este invierno les voy a dar un homenaje a mis sufridos pies, les estoy tejiendo unos patucos de lana gruesa en agradecimiento por pasarse todo el día soportando mi peso, mi “sin parar” diario, enclaustrados en mis zapatos y sin quejarse. ¡¿Alguien se apunta?!

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