31.5.07

en ciertos momentos...


Si hay un día sagrado para mí, ese día es el viernes. El viernes por la noche puedo elegir en que empleo mi tiempo, y puedo acostarme tarde, porque me puedo levantar más tarde al día siguiente.
Carlos casi nunca suele estar, mi familia no entorpece mis planes, como los sábados, o los domingos, y suele ser zona vedada para los conocidos, solo los verdaderos amigos o mi sed de ron, tienen acceso a cambiarme los planes ese día. Así que reservo esa pequeña parcela para mí misma, para disfrutar de mi individualidad. Algunas veces me apetece quedar con amigos, pero la mayoría de las veces me quedo en casa, enciendo un incienso, pongo unas velitas, me pongo ropa cómoda y música, y hago lo que me apetezca hacer. Cuando estoy absorbida por un buen libro no hay duda, es el rey, pero muchas veces, sobre todo en invierno, me gusta acurrucarme entre las mantas y ver un capitulico de mi adorable “Doctor en Alaska” en el portátil, o alguna otra película, de esas de las que presiento que Carlos prefiere escaquearse, otras veces me da por hacer manualidades, y así me tiro horas…
Porque ese es el factor común de todos los viernes, aunque esté agotadísima, molida y reventá, me acuesto muy tarde, porque los vivo como un momento mágico y me encanta saborear los segundos resbalándose, son míos, míos solamente, yo decido que hacer con ellos, porque esas horas sagradas tardarán aún una semana más en regresar…

1 comentario:

Anónimo dijo...

me gusto la forma en que describes el como pasas tu dia favorito, tu dia sagrado, creo que todos tenemos un dia asi, o por lo menos yo lo tengo, el lunes. no dejes que te arrebaten ese dia, despues se vuelve costumbre. saludos