3.4.07


Me gustan los hombres que usan las bufandas que les tejo, los que les brillan los ojos mientras preparan la cena, los que disfrutan jugando con niños y con perros, y no se avergüenzan de coger conchas a la orilla de la playa.
Me gustan los hombres que aún creen en princesas, los imperfectos, los que cometen errores, y los asumen, y de ellos crecen. Los que no me dejan deshacerme en lágrimas de tristeza, y las saben convertir en risa. Los que abrazan si lo necesitas, o aunque no lo necesites.
Me gustan los hombres que se saben quichitos, porque son los más grandes. Me gustan los hombres que nunca piden nada, los que roban los besos, y arrancan la ropa, sin asustarles amar desmesuradamente.
Me gustan los hombres capaces de llorar y mostrar sus lados más vulnerables, los que no tienen miedo a equivocarse, a emocionarse, a empezar de cero o a caer mal.


Me gustan los hombres que no temen al ridículo, pero tienen terror a la oscuridad.


Me gustan los que a nadie le gustan, los menos atractivos por fuera, los más curtidos por dentro, los más locamente cuerdos, los inconformistas, los que aún encuentran sentido a los sueños, los que no necesitan, los que creen en lo que hacen, los que me arrastran, contagian y me sorprenden a cada instante. Los que algo me aportan, los que algo en mi encuentran y me hacen sentir, que si quiero, soy capaz.


Yo no les pido que sepan volar, ni que maten dragones, ni que escalen 4 miles, con que sepan cantar y bailar al volante me conformo.


Pero eso sí, y en eso soy irreductible, lo que no les perdono, bajo ningún pretexto, es que no me dejen volar. Si no me dejan volar, pierden el tiempo conmigo…



“Me importan un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo. Un cutis como durazno, o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportar una nariz que sacaría un primer premio en una exposición de zanahorias. Pero eso sí, y en eso soy irreductible, lo que no les perdono, bajo ningún pretexto, es que no sepan volar. Si no saben volar, pierden el tiempo conmigo…”


Extraído de la película “El lado oscuro del corazón”.

No hay comentarios: